Esta historia nos enseña una peculiaridad que no queremos mirar como sociedad: la de los homicidios perpetrados por menores. Pero no se queda ahí. También la de una periferia que no queremos ver, la de unas de clases y situaciones sociales que no queremos ver, y la de una forma de enamorarse (por Internet), que tampoco nos apetece mucho ver, pero que está ahí y ha llegado para quedarse. Y sobre las mentiras, ya que precisamente de eso trata el libro.

Xenia y Holden (como el protagonista de El guardián entre el centeno) se conocen por Internet y se enamoran... hasta aquí todo muy cotidiano. Sin embargo y al mismo tiempo que Xenia va ocultando este romance a todos, Holden irá ocultando toda su actual vida a Xenia.

Me ha gustado especialmente el cambio de género a la mitad de libro, cuando la novela se convierte en género epistolar. También la ausencia de paternalismo. Muy habitual en la novela juvenil española y catalana. Esto lo remarca la autora en las notas finales del libro, cuando dice que ella intenta “no inculcar nada en sus obras”.

Tiene ciertas similitudes a un cuento de Raymond Carver y el realismo sucio: asesinatos, violencia, lenguaje muy minimalista, pocas descripciones. Muy recomendable para público adolescente que le apetezca leer historias más adultas.

La historia engancha y se lee muy rápido.