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A review by floreana
Rayuela by Julio Cortázar
5.0
Editado el 31/01/2017: Reseña completa en mi blog, Booksick!
Mi reseña para Rayuela iba a empezar con algo como "quiero disculparme de antemano por lo que voy a decir a continuación, pero es que no había una manera ordenada de escribir esto (¿cómo expresar sentimientos -que ya de por sí no saben mucho sobre el orden- coherentes sobre algo que no lo es? Rayuela es desorden, caos, amor, no querer sentir, crisis, crisis crisis crisis, y esto es casi lo mismo)." Pero ni siquiera eso puedo decir, porque Rayuela es tantas cosas que me cuesta horrores ponerla en palabras. No es un libro para cualquiera, y la verdad es que entiendo perfectamente a cualquier persona que haya detestado el libro, veo el por qué. Yo me pasé casi todo el libro detestándolo, pensando "¡Mi Julio querido! ¡¿Cómo carajo escribiste algo que odio tanto?!". Pero después llegué al final, y no podía creer la maravilla que acababa de leer. Cosas que pasan, vio.
Es una novela muy caótica, muy desorden, muy ir y venir, muy buscar sin saber, andar con los ojos cerrados creyendo que estamos viendolo todo. Los personajes son demasiado reales, lo que los hace más insoportables que si no lo fuesen.
Y ahora aprovecho para dejarles el capítulo 145, una cita de algún otro lado que resume bastante bien la idea del formato de Rayuela.
"Morelliana.
Una cita:
Esas, pues, son las fundamentales, capitales y filosóficas razones que me indujeron a edificar la obra sobre la base de partes sueltas -conceptuando la obra como una partícula de la obra- y tratando al hombre como una fusión de partes de cuerpo y parte de alma -mientras a la Humanidad entera la trato como a un mezclado de partes. Pero si alguien me hiciese tal objeción: que esta parcial concepción mía no es, en verdad, ninguna concepción, sino una mofa, chanza, fisga y engaño, y que yo, en vez de sujetarme a las severas reglas y cánones del Arte, estoy intentando burlarlas por medio de irresponsables chungas, zumbas y muecas, contestaría que sí, que es cierto, que justamente tales son mis propósitos. Y, por Dios -no vacilo en confesarlo- yo deseo esquivarme tanto de vuestro Arte, señores como de vosotros mismos, ¡pues no puedo soportaros junto con aquel Arte, con vuestras concepciones, vuestra actitud artística y con todo vuestro medio artístico!
Gombrowicz, Ferdydurke, Cap. IV.
Prefacio al Filidor forrado de niño."
Mi reseña para Rayuela iba a empezar con algo como "quiero disculparme de antemano por lo que voy a decir a continuación, pero es que no había una manera ordenada de escribir esto (¿cómo expresar sentimientos -que ya de por sí no saben mucho sobre el orden- coherentes sobre algo que no lo es? Rayuela es desorden, caos, amor, no querer sentir, crisis, crisis crisis crisis, y esto es casi lo mismo)." Pero ni siquiera eso puedo decir, porque Rayuela es tantas cosas que me cuesta horrores ponerla en palabras. No es un libro para cualquiera, y la verdad es que entiendo perfectamente a cualquier persona que haya detestado el libro, veo el por qué. Yo me pasé casi todo el libro detestándolo, pensando "¡Mi Julio querido! ¡¿Cómo carajo escribiste algo que odio tanto?!". Pero después llegué al final, y no podía creer la maravilla que acababa de leer. Cosas que pasan, vio.
Es una novela muy caótica, muy desorden, muy ir y venir, muy buscar sin saber, andar con los ojos cerrados creyendo que estamos viendolo todo. Los personajes son demasiado reales, lo que los hace más insoportables que si no lo fuesen.
Y ahora aprovecho para dejarles el capítulo 145, una cita de algún otro lado que resume bastante bien la idea del formato de Rayuela.
"Morelliana.
Una cita:
Esas, pues, son las fundamentales, capitales y filosóficas razones que me indujeron a edificar la obra sobre la base de partes sueltas -conceptuando la obra como una partícula de la obra- y tratando al hombre como una fusión de partes de cuerpo y parte de alma -mientras a la Humanidad entera la trato como a un mezclado de partes. Pero si alguien me hiciese tal objeción: que esta parcial concepción mía no es, en verdad, ninguna concepción, sino una mofa, chanza, fisga y engaño, y que yo, en vez de sujetarme a las severas reglas y cánones del Arte, estoy intentando burlarlas por medio de irresponsables chungas, zumbas y muecas, contestaría que sí, que es cierto, que justamente tales son mis propósitos. Y, por Dios -no vacilo en confesarlo- yo deseo esquivarme tanto de vuestro Arte, señores como de vosotros mismos, ¡pues no puedo soportaros junto con aquel Arte, con vuestras concepciones, vuestra actitud artística y con todo vuestro medio artístico!
Gombrowicz, Ferdydurke, Cap. IV.
Prefacio al Filidor forrado de niño."