Me gustó mucho el humor negro médico, que seamos realistas, todos los médicos lo tienen.
El que lo niegue, desconfíen.

Más allá de eso (que los chistes son muy pocos), el argumento es realista e interesante aunque llega cierto punto que resulta inevitablemente fantasioso ya que es una novela de 1981 y casi cuarenta años después sabemos que tales avances tecnológicos para esa época son como ciencia ficción.

Me choca un poco esto porque la novela es un policial-médico (???) y pretende ser realista, pero empiezan a desarrollar una serie de eventos o experimentos poco creíbles que le quitan realismo. Me ha estado pasando con varias novelas “viejas” que leí últimamente.

Aun así es una lectura rápida y entretenida para los que gustan de temas médicos y tienen ciertos conocimientos en el tema, de lo contrario pueden verse atacados por terminología médica que les va a resultar chino básico.