No ha sido una lectura mala, me lo he pasado bien leyendo, pero... siento que si lo hubiese leído en papel y no en audiolibro habría tardado el triple en terminarlo. Cotrina tiene una forma muy descriptiva y un tanto densa de escribir, se recrea en los escenarios y en el mundo que ha creado, y debo admitir que su worlbuilding es increíble, creando un mundo super atmosférico, lleno de criaturas extrañas y unos niños que no saben bien qué es lo que pintan en él. Secretos que se desvelan de sus habitantes y misterios entre sus rincones más oscuros, detalles que se van descubriendo de sus personajes, de lo que aportan y lo que son y... bueno, así visto ha sido una lectura interesante a rasgos generales.

Pero ha sido muy introductoria. MUY introductoria. En todas las páginas apenas pasan ¿una o dos semanas? y solo son los personajes dando vueltas por Rocavarangolia, sin comprender del todo su cometido, con miedo de morir en cualquier momento a manos de cualquier trampa o criatura que les quiera de cena, dando tumbos sin más. Y pequeños detalles de los que son importantes dentro del mundo, un poquito de sus historias, de lo que pueden significar para los niños o sus deseos más profundos para cambiar o mantener la realidad de Rocavarangolia.

Me ha gustado la historia, la trama e incluso muchos de los personajes me han cautivado por su carisma, aunque algunos lleguen a ser un tanto extraños y repelentes, casi todos ellos acaban por tener un algo con el que se hacen de querer. Pero, lo dicho, me ha faltado más chicha y más acción; sé que no puedo esperar mucho del primer libro de una trilogía, porque necesita instalar al lector dentro de sus muros, de sus calles y sus torreones. De todas formas, no ha conseguido captar lo suficiente mi atención para querer leer el resto y descubrir más de las aventuras de sus personajes.